Santiago Eduardo María Swinnen

Homenaje y muestra en el HCD

Con la presencia del Dr. Luis Larrañaga, intendente de la ciudad de Santa Rosa, el presidente del HCD, Don Ángel Baraybar, el concejal Juan Mecca y las concejalas Viviana Rodríguez y Mariela Cabreros, el secretario de Cultura, Educación y Gestión Cultural, Arq. Miguel García, el secretario de Desarrollo Social, Lic. Mauricio Márquez, y otros secretarios y directores municipales, y, principalmente, la familia Swinnen, el Honorable Concejo Deliberante y la Municipalidad de Santa Rosa homenajearon el pasado viernes 2 de agosto al arquitecto y artista plástico Jaak Swinnen, y quedó inaugurada la muestra titulada “Jaak y las cuatro estaciones”. La exposición que podrá apreciarse durante todo el mes de agosto (hasta el 12 de septiembre) en la galería de arte Alfredo Olivo (Av. San Martín 50, 1° Piso), cuenta con croquis, dibujos y pinturas que retratan paisajes de La Pampa, Córdoba y Bélgica, además, de históricos edificios de la ciudad de Santa Rosa.
Documental sobre Jaak Swinnen La actividad comenzó con la proyección de un documental realizado con la dirección de Andrea Dasso donde se plantea un recorrido de la vida de Santiago Eduardo María Swinnen. Se hila desde su nacimiento en Lendelede (Bélgica), pasando por sus estudios hasta su radicación en La Pampa, y se resalta su compromiso y contribuciones en la arquitectura, así también la faceta de artista plástico. Con testimonios de familiares y colegas, como el Arq. Luis Ricardo Tierno, se recuperan la trayectoria, la personalidad y las anécdotas en torno a Jaak Swinnen.
En primera persona Con una bondad y apasionamiento desbordante Nelly Gladys Rolandelli recordó a su esposo Santiago Eduardo María Swinnen y compartió con los presentes detalles de su vida, de su formación como arquitecto, sobre su radicación en la provincia de La Pampa, los viajes y sus aportes en el campo del arte y la arquitectura. También deleitó a la audiencia con un recurrente anecdotario que tuvo como protagonista a Jaak Swinnen -que, al decir de sus hijos, deberían canalizarse en un libro. Esos datos brindados de primera mano acercan e ilustran la vida de un hombre como Santiago Swinnen, su devoción por la naturaleza, por los vecinos, por el arte y la arquitectura; pero también su amor por su esposa, sus hijos y nietos, a los que su figura trascendente ha marcado y guía en cada uno de sus emprendimientos personales.
Las cuatro estaciones de Jaak El curador Miguel de la Cruz indaga en la producción artística de Santiago Swinnen y a través de este texto muestra y explica las perspectivas de su quehacer artístico: En una carpeta familiar se suceden pasajes de su vida profesional y artística. Están algunos de sus proyectos arquitectónicos, unas notas de prensa, unos comentarios suyos, algunas fotos de sus obras. Ahí nos enteramos de que en su familia lo llamaban Jaak. Este apodo lo aligera. El hombre alto y delgado que fue, de pronto adquiere la dinámica de su arte; el sobrenombre se condice con un estilo. En general sus pinturas y dibujos dejan ver la primera impresión esbozada por alguien que está de paso y no quiere olvidar lo que ve; anota entonces, condensa la esencia de una visión, y sigue viaje, o contempla, o rememora. Su pincelada es sinuosa, un sendero que sube y baja por un nivel inestable, en partes medanoso, en partes crispado de vegetación achaparrada, más allá el infinito. Esta pincelada que aboceta el follaje de un caldén tiene el mismo ritmo que un camino a Toay, cerca de donde vivió y en donde solía señalar un caldén al fondo de la casa, para decirles a los suyos: “Quisiera que me entierren ahí”. Quizás recién se asimile un lugar, cuando la idea de la muerte nos va anticipando en dónde reposarán nuestros restos. Es como volver a la madre, al primer latido que en sí incluye al último, ya que ser engendrado es empezar a vivir, y también a morir.
Jaak sólo pintaba en el lugar donde había comenzado una obra; si el clima o el cansancio le impedían continuarla, volvía al otro día. No era un pintor de estudio, por lo que se ve; para dibujar en el tablero estaban sus proyectos de arquitecto. Sin embargo, el paisaje en relación con la arquitectura y la pintura, bien pudo cobrar en él una unidad del espíritu. Pintor de aire libre, su plenitud estaba en la luz diurna; de hecho, directa o indirectamente, sería afín a un movimiento pictórico de su país llamado ‘luminismo belga’, de tendencia postimpresionista, cuya característica era la pincelada suelta, como la de Jaak. Su hija Clara nos hace ver que Córdoba, Bélgica y La Pampa fueron los lugares de sus temas. Y que de las estaciones del año preferiría el otoño, por los tonos que se van dando en las hojas de los árboles, de dorados a tostados, de rojizos a amarillentos, hasta que todo color se vuelve hojarasca y cada árbol un esqueleto de vida latente como un deseo oculto. Tendría su ánimo melancólico Jaak, si prefería el otoño, la estación donde el esplendor del verano deviene en una sobria madurez de días que se acortan. Igual Jaak armonizaba con todas las estaciones, en cada una encontraba su color, si no era el verde vibrante, era el azulado verdoso de los olivillos. Por algo escuchaba “Las cuatro estaciones”, de Vivaldi, y por eso esta obra musical ambienta hoy su muestra. Clara señala que el ‘tierra siena’ era uno de sus preferidos. Ahora, unido este color al ‘azul cobalto’ de sus cielos que envuelve los caldenes y se proyecta en sus sombras, ambos conforman una dualidad cromática y simbólica, simbiosis de su presente en la vastedad pampeana combinada con la nostalgia de la pradera tierna de su origen.
Hace 21 años expuso una serie de croquis que bocetó en una de sus vueltas por Bélgica. ¿Por qué no fotos? Porque sus trazos, más que captar una instantánea, necesitaban repasar un espacio natal donde era hijo y extranjero. Edificios, paisajes, detalles al pasar, hacían pensar entonces -como ahora- que un europeo al estilo de Jaak en Sudamérica, se queda a completar su vida aquí y a un tiempo sigue viaje. Esbozando, tal vez quiso decir que él en su pintura no estaba en un solo lado, que por lo menos estaba en dos.
‘Luminismo belga’, ‘tierra siena’ y ‘azul cobalto’ leansé en cursivas.

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