Alicia Vértiz

Judo, superación y enseñanza

por Karen Pezzola
La ex judoca, es sin lugar a dudas, una de las figuras destacadas de la disciplina en nuestra provincia. Una mujer que dejó un legado en el deporte y cuya contribución al desarrollo de nuevos talentos fue fundamental en la formación de nuevos deportistas. Alicia reconoce haber tenido “una infancia feliz”, aunque la misma estuvo marcada por la adversidad. Con gran convicción, ha sabido transformar cada uno de los desafíos en nuevas oportunidades para crecer tanto en lo personal como en lo profesional.
Desde pequeña se caracterizó por ser una niña hiperactiva que buscaba constantemente estar en movimiento. Vinculada al mundo de los deportes, su vida estuvo siempre ligada a la actividad. Desarrolló su educación primaria en la Escuela 4 y la secundaria en el Colegio Comercial. Alicia transitó la dura pérdida de ambos padres a una edad temprana, un golpe que marcó su vida, pero que también la impulsó a resurgir y desarrollar una fortaleza que la acompañaría a lo largo de su carrera.
En su adolescencia, se sumergió en el mundo de la natación, entrenando bajo la dirección del “Chino” Weigandt. Durante cuatro años se dedicó a este deporte, hasta qué en 1989, tras dejar la natación, encontró un nuevo camino: el judo. Fue luego de una larga recorrida por gimnasios de la ciudad que llego al Siglo XXI, donde “Ali” se reencontró con su pasión por el deporte. En este proceso, fue guiada por su Sensei, Eduardo Figuera Lima (padre), quien jugó un papel fundamental en su vida al ayudarla a transitar y superar las pérdidas que habían marcado su vida a temprana edad.
Lo que vino después, fue una carrera destacada por la disciplina y el éxito. Alicia comenzó a competir en la categoría de 48 kilos. A través del esfuerzo y entrenamiento constante, alcanzó victorias en torneos regionales y nacionales, logrando consagrarse como campeona en múltiples ocasiones. El reconocimiento en el terreno provincial llegó poco tiempo después, cuando en 1993, logró su primer Caldén de Plata, un título que repitió en los dos años posteriores, consolidándose así, como una de las mejores de su categoría.
Su esfuerzo y talento siguieron dando que hablar, y fue así que en 1995 fue convocada para integrar la Selección Nacional de Judo. Su participación en el elenco argentino la llevó a competir en distintos torneos internacionales, como Sudamericanos y Panamericanos, representando con gran orgullo a su país.
Un tiempo después, en 1998, decidió dar un paso al costado en su carrera, a raíz del desgaste y cansancio que le generaba participar de competencias de tan alto nivel dentro de la disciplina. Guiada por su Sensei, decidió seguir ligada al judo desde otro lugar. Comenzó a transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones.
Alicia asumió entonces el rol de entrenadora, recorriendo distintos puntos de la ciudad de Santa Rosa. Comenzó su labor en el Club Argentino y, posteriormente, fue seleccionada como técnica de La Pampa para guiar a los representantes provinciales en competencias como los Juegos de la Araucanía. En 2004, empezó a dar clases en el Club Penales, mientras continuaba su rol como DT en la selección pampeana, participando también de otros programas, como los Juegos Epade.
En 2005, Alicia asumió un rol clave dentro de la Federación de Judo, convirtiéndose en presidenta de la institución hasta 2007. Luego, decidió dar un paso al costado y seguir ligada al deporte desde otro lugar. En 2008, con el objetivo de ayudar a jóvenes que se encontraban en situación de vulnerabilidad, la federación implementó un programa de judo destinado a llevarse a cabo en barrios carenciados, ofreciendo de esta manera a los chicos que se interesaban una alternativa sana para dejar las calles y recibir acompañamiento. Alicia, fue parte fundamental de esta iniciativa. Comenzó a dar clases en el Plan Federal y en el Plan 3000, llevando su pasión por el deporte y consejos a aquellos que más lo necesitaban.
En 2012, “Licha”, como le dicen sus amigos, decidió retirarse de la enseñanza para “dejar paso a las nuevas generaciones”, dándole el lugar a una alumna a quien supo preparar para ese objetivo.
Poner un fin a su carrera profesional no significó para Alicia alejarse del mundo del deporte. Por el contrario, sigue motivada a practicar más disciplinas que la mantengan activa e involucrada. Salir a correr, trabajar musculatura en el gimnasio y practicar judo de manera recreativa son algunos de los ejercicios que mantiene en su día a día. Para ella son fundamentales los beneficios físicos, pero sobre todo mentales, que esto le genera – y nos recomienda sin lugar a dudas, seguir su consejo-.
Es por eso tal vez que hoy, Alicia Vértiz, continúa siendo una fuente de inspiración para aquellos que la conocen y sin duda lo será para quienes hoy, aprecien su historia. Una historia, marcada por la superación personal y la dedicación al deporte, pero, sobre todo, por la importancia de las personas que a uno lo acompañan, guían e incentivan a atravesar las situaciones que la vida depara de la mejor manera posible.
El judo no solo ha sido una disciplina para ella, sino también una herramienta para transformar su vida y la de cada uno de los alumnos que supo acompañar, fomentando valores como la perseverancia, el trabajo, la resiliencia y el esfuerzo constante.