27° Muestra. Sueños Com-Partidos

Dora Rossi: Sueños Com-Partidos

La 28° muestra, “Cámara”, de Leticia Rivero, se encuentra en exhibición hasta el próximo viernes 25 de noviembre, en la Galería de Arte “Alfredo Olivo” del Concejo Deliberante de Santa Rosa, Avenida San Martín 50 ? 1° piso. Leti Rivero (24) nace en La Pampa. Estudia en forma autodidacta. Actualmente se prepara para exponer en el Museo Marítimo de Ushuaia (enero 2012).
Exposiciones individuales seleccionadas: “Alma. Expresionismo abstracto sobre piel humana” (Centro Municipal de Cultura). Obra declarada de Interés Municipal “Cámara” (Honorable Cámara de Diputados de la provincia de La Pampa; Concejo Deliberante de Caleufú; Municipalidad de Santa Rosa. Ex presidio, actual galería de arte del Museo Marítimo, Ushuaia, Tierra del Fuego.
Exposiciones colectivas seleccionadas (C.A.B.A.): “Matanza moda, arte y cultura popular” (Matanza. “Pintura efímera sobre rostros del público en la noche de los museos” (Centro Cultural Borges). “Improvisaciones (Teatro Cáliban de Norman Briski). “Escuela tomada” (Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano). “Acconciata” (Appetite; Centro Cultural Caras y Caretas. “Conicidad” (Museo Escuela de Bellas Artes de Lanús). Junto con José Torres Morales y Ema Falú. “¿Qué tienen estas mujeres en la cabeza?” (Centro Cultural Sábato). Junto con Soledad Rithner. Poseen obra: “Museo del Centro Cultural Hospital Borda”. “Museo Escuela de Bellas aRtes de Lanús”.
Escribe Roger Colom sobre la presente muestra:
LA CURVA Y OTROS MUNDOS
¿Qué es una mancha, en pintura? ¿Una explosión de color, un gesto, una marca? ¿La marca que deja una pasión? Quizá sea eso, la marca que deja una pasión, una pulsión, algo que viene de lo desconocido para estallar sobre la superficie pictórica. Y nos acerca, nos atrae hacia ese lugar.
Pero la mancha en sí no puede tener un significado. Es esa explosión, en el momento en que ocurre, y lo que queda de la explosión, en el momento en que la vemos, meses, años después. Pero si no tiene un significado definido, sí que tiene sentido, ritmo, lugar, movimiento. Y lo que le pedimos a la mancha, si no es un significado, es más bien una intensidad.
En los trabajos de Leti Rivero encontramos principalmente intensidad. No sólo en la mancha, en los ocres que ha elegido, que su inconsciente ha elegido, sino también en su trazo. Fugas, huidas, revueltas, infinidades que giran. Yo veo amores y también una forma de estar en silencio, de dejar que las corrientes interiores vayan surgiendo sin prisa pero con ritmo, con aceleraciones y lentitudes, según el momento.
A veces el trazo es suave, otras cortante, a veces ambos impulsos se encuentran, se superponen, viven juntos. El resultado es de gran belleza, impulsivo y reflexivo simultáneamente, pero no contradictorio. Un redondel con el centro estallado y astillas que surgen de él o lo atacan. En otro dibujo vemos, ¿qué?, ¿una casa? Y ese camino, ese trazo, ¿llega hasta ella o parte de ella? En ese sentido es que digo que no hay contradicción.
En estos papeles hay muchos círculos. O no son círculos porque no son perfectos, ideales, perfectamente circulares. Son cosas redondas. Curvas. No es lo mismo algo redondo que algo curvo, pero están emparentados en que no son líneas rectas. La curva indica una suavidad, una manera de estar en el mundo menos cortante, como más afín a la tierra (los ocres), a la vida, a un estado casi biológico de la experiencia.
Pero esta muestra tiene un referente exterior: la Cámara de Diputados de La Provincia de La Pampa. O sea que también tiene una dimensión política y social. El diálogo y la negociación, puntos de partida en la vida democrática, no son ciencias exactas. Funcionan como estas curvas, como estas manchas y líneas a veces temblorosas, a veces emocionadas, a veces firmes. Crecen y mueren como cualquier cosa viva.
A veces siento que las figuras que dibuja Leti se sostienen solas de la manera más improbable, como si vivieran en su propio ecosistema. O como si proviniesen de un mundo que no conocemos. Puede que sea ese lugar interior que llamamos inconsciente. En todo caso, no cabe duda de que ese mundo es real, de que existe de verdad. Y si tenemos de él este atisbo, lo que queda decir es que somos afortunados.

Twitter Facebook Contáctanos