25 de Mayo de 1810 – 2003 – 2013
Reflexiones del concejal Juan Mecca (PJ)

Existen momentos determinantes en los procesos históricos, en los procesos colectivos, que definen los destinos de un lugar y de los hombres. Cuando suceden y se conjugan estos hechos nos encontramos frente a un acto fundacional. Así lo refiere nuestro pasado; porque el pasado es la acumulación de acciones que conforman una nación, una patria, y donde los protagonistas han sido los mismos hombres del pueblo.
El 25 de Mayo de 1810 está nutrido de esos elementos, y es un punto exacto de la historia que representa el estado de emergencia de una época donde se definía el camino a seguir, es decir, se optaba entre la dependencia o la liberación.
“Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías” supo escribir Jorge Luis Borges. Las luchas intestinas se han repetido desde 1810 y los hombres que las protagonizaron, con sus propios intereses políticos y económicos, se enfrentaron ante la definición de un país dependiente y liberado. Esta disputa ha sido una constante en el campo político provincial, nacional y latinoamericano; y aún lo sigue siendo hoy en la Argentina contemporánea.
Desde el 25 de mayo de 2003 hubo otro gran cambio en la conducción política en el país cuando asumió como presidente de la Nación el compañero Néstor Kirchner. En su discurso inaugural resaltó que no iba a dejar sus convicciones al ingresar a la Casa Rosada. Y así fue, cada una de las decisiones que implementó se correspondieron al proyecto político que se encarnó en cada una de las organizaciones sociales y políticas. En consecuencia los militantes comprendieron que había llegado la hora del pueblo, o de los pueblos si se lo piensa en clave latinoamericana, pues las medidas que se tomaron y toman, ahora con la conducción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, beneficiaban al conjunto de los argentinos en contraposición de las corporaciones, que siempre, en todo gobierno, han utilizado al Estado para imponer la defensa de sus propios intereses.
No cabe duda, estamos ante una década ganada, una década que ha definido el destino del país en su proceso de liberación, convirtiendo a la Argentina en una patria inclusiva, igualitaria, defensora e impulsora de los Derechos Humanos, del trabajo, de la industria nacional, de la movilidad social. Tenemos en el horizonte un país para todos y todas.
Hace 203 años nuestros próceres, acompañados del pueblo, en un cabildo soberano ponían la piedra fundamental para iniciar la independencia. Hace 10 años un hombre del sur, recuperaba la política y la ponía en función de las grandes mayorías populares. Cada uno de nosotros tiene su referencia política, cada uno opta por la construcción que oscila entre la dependencia y la liberación. Pero todos somos parte de la misma historia, estamos insertos en su proceso dialéctico como actores y testigos de un tiempo. Por eso asumimos como funcionarios públicos la responsabilidad y el compromiso de recordar y homenajear a los hombres y mujeres que nos precedieron en el mismo trabajo que pretendemos realizar: trabajar para el pueblo, que es, en definitiva, el engrandecimiento de la patria.